miércoles, 12 de mayo de 2010

Y la flecha es invisible, y no había nadie en el techo que la lanzara. Sólo había Roma y hoteles. Sólo había calle. Qué casualidad, que las casualidades no existen. No hay bañera roja, ni sábanas blancas ni tampoco una boda en el baño. Pero yo sigo aquí.

"Me quedo a ver el amanecer y luego nos decimos adiós"

Julio Médem grandioso con Habitación en Roma

Y al final...amaneció... Se ha nublado de repente y hay relámpagos

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