El señor de ojos azules y acordeón que acostumbraba a tocar en Zacatín ha decidido levantarse y caminar. Sigue teniendo la mirada tan limpia y no sé, diría que está hasta más joven.
Ayer me sonrió.
El hogar es el lugar donde somos felices. Igual no tiene forma de casa, igual no tiene forma, igual... El señor me miró y yo, te vi a tí. Sin duda. Hay cosas que no se pasan.
Que bonito...
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita